lunes, 3 de agosto de 2009

La autenticidad de la marca

Con un costo estimado de la economía mundial de US$700.000 millones por año, la falsificación es un tema vital en la mente de los propietarios de marcas, así como sus proveedores. Los convertidores hacen frente al reto, con las tecnologías de impresión y codificación de productos que ofrecen autenticación del producto y permiten el seguimiento a través de la cadena de suministro.

Algunas de las tecnologías más interesantes desarrolladas están en el ámbito de la autenticación secreta, esto es, colocar marcadores invisibles o códigos en los envases para etiquetar el producto como el auténtico. Las tecnologías de impresión que utilizan marcadores invisibles llamados “taggants” (con pedazos microscópicos de plástico de varios colores, sumado a un producto que indica su origen de fabricación), o etiquetas electrónicas, proporciona una opción refinada de autenticidad oculta para convertidores de etiquetas y bolsas. Por ejemplo, el Sistema Traceless Kodak Eastman Kodak Co., utiliza la propiedad, “taggants” de contenido específico para que sea imposible plagiar los artículos por los falsificadores.

Los “taggants” submicroscópicos sin rastro pueden mezclarse con tintas, cartuchos y barnices para la impresión, utilizando cualquier tipo de equipo convencional, digital y de impresión térmica. Los materiales que contienen los “taggant” se pueden utilizar en una gama de sustratos de envases flexibles.
Antes que el material impreso salga de la planta de conversión, se realiza la prueba de garantía de calidad mediante el lector de Kodak Traceless para verificar que el diseño del “taggant” que contiene las tintas y barnices sea correcto. Después que el material impreso entra en la cadena de suministro, el personal equipado con los lectores verifica los materiales en varios puntos durante la distribución. La tecnología se puede utilizar para serialización en masa, así como también, los “taggants” sin rastro se agregan al código de barras y a otros códigos de serialización.

El sistema sin rastro tiene un precio en base al volumen de los productos impresos, con un costo de menos de un centavo por ítem para volúmenes anuales de cientos de millones de artículos.

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